A medida que vamos avanzando en edad, nuestros padres como es natural también lo van haciendo y es muy habitual que llegue un momento en el que, bien por circunstancias puntuales o de manera permanente, tengamos que cuidar de ellos.
La situación de cuidar de nuestros padres tiene unas connotaciones especiales. Por un lado aparecen emociones positivas como el amor y la entrega, así como la sensación de poder dar de vuelta a nuestros padres los cuidados y la atención que en su vida tuvieron con nosotros.
Pero también aparecen emociones negativas cuando nos damos cuenta de que esta tarea tenemos que realizarla mientras seguimos afrontando nuestras obligaciones diarias.
Al tratarse de nuestros padres, el sentimiento de QUERER hacer todo lo posible por ellos y no PODER porque nuestras fuerzas no son suficientes para llegar, produce fuertes emociones de frustración y de culpa.
Son habituales los comentarios como “debo cuidarles como ellos hicieron conmigo”, “mi padre/madre se sacrificó y lo dejó todo por nosotros”…y esto nos lleva a conflictos. Las situaciones son diferentes, y nuestras vidas son complejas. Debemos tomarnos muy en serio esta situación si no queremos caer en procesos de ansiedad o tristeza, o incluso en el síndrome del cuidador (si quieres saber más sobre este síndrome puedes consultar nuestro artículo “qué es el síndrome del cuidador”).
Nos imponemos muchas cargas y “deberías”, cuando pedir ayuda y reconocer que no puedes dejarlo todo ni abarcar todo, es ser realista.
¿Eres cuidador/a?¿Nos cuentas cómo lo has afrontado tú? Anímate y compártelo.
Alicia Jiménez Castellot
Puedes ver este artículo también en nuestra colaboración con centradaenti.es