Una de las principales quejas que nos encontramos cuando hablamos de defender nuestros derechos y establecer nuestras prioridades y necesidades es la dificultad para decir “no”.
De fondo se encuentra una creencia irracional y es pensar que si no agradamos a los demás o no hacemos lo que nos piden, nos rechazarán o dejarán de apreciarnos.
Aunque es deseable contar con esa aprobación de los demás, no podemos depender de ella para ser felices. Nunca podemos actuar de manera que todos estén satisfechos. Si alguna vez has intentado actuar agradando a todos habrás descubierto que entras en una espiral de la que es muy difícil salir: nunca es suficiente y tus necesidades dejan de ser importantes.
Piensa con qué has asociado tú el decir “no”. Tal vez a ser una mala persona, a no ser generos@ o a mayores probabilidades de generar conflictos.
Cuando no defendemos nuestro espacio o cedemos constantemente a las necesidades o solicitudes de los demás puede que percibas que externamente hay una mayor calma, pero dentro de ti estará creciendo un conflicto aún mayor.
Cuando esta situación se mantiene en el tiempo nos sentimos cada vez más tristes, aumenta nuestra ansiedad y se afecta nuestra autoestima, de manera que cada vez nos queremos menos y nos sentimos menos respetad@s tanto por nosotros como por los demás.
No esperes al momento ideal, nunca llegará. Comienza hoy a decir “no”.
Alicia Jiménez Castellot
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